El boliche de la costa.
Es un tole tole del amor y el calor. Se llena de gente todos los días y hacen precio grupal para que entren varios. Se produce una rara mezcla de estilos, que involucra a los que no se bañan y así como volvieron de la playa, se echaron desodorante y una camisa encima y salieron; las que se produjeron desde las siete de la tarde y clavaron sandalias de 12 cms de taco (muy convenientes para caminar por las calles de arena de Gesell, by the way); los pálidos que recién llegaron y cuando se empedan se ponen color verde, y los colorados que ese día se quedaron dormidos al sol y que cuando se empedan se desmayan de alcohol y fiebre epidérmica. Aquí se produce el amor más puro y espontáneo, el amor de verano, que incluye generalmente una borrachera, un beso, una tocada de culo, un pete en el reservado, salida hacia la playa, compra de churros (los de comer o los de fumar, lo mismo da) y la visión del amanecer.
domingo, 12 de octubre de 2008
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